Del Abogado Amigo

Por el futuro

Luis Torre Aliyán


Ahora que se conmemoró el día de la bandera nacional, me acordé que siempre sobran los discursos sobre ella, pero hacen falta acciones colectivas que defiendan su esencia.

Disculpen de antemano este texto reflexivo, surgió de un café analítico tras estar observando la lamentable situación de Ucrania y Rusia, justo al tiempo que se celebró el día de nuestra bandera nacional.

A este país le urge más gente que esté dispuesta (de buena fe) a tener hasta costo social por defender causas justas y nobles, sin importar el qué dirán.

Incluso recordé una frase que le atribuyen a Octavio Paz, que reza: “Pobres mexicanos que cada quince de septiembre gritan por espacio de una hora, para callar el resto del año”. Me queda claro es referente a otra fecha conmemorativa, pero permítame aplicarla por analogía, estimado lector.

Porque, ¿De qué sirven tantos honores a la bandera, si no defendemos a la patria con acciones valientes? ¿De qué sirven los discursos en torno a la historia de nuestra bandera nacional si tan pronto se acaba el evento el político que dio el discurso le da la espalda con sus acciones al verde (esperanza), al blanco (unidad) y al rojo (la sangre de los héroes nacionales).

Pero olviden lo último, hoy esta autocrítica a modo de reflexión no es hacia el político si no hacia la escasez de reclamo social o reproche ciudadano.

Preferiría hubiera más gente que levantara la voz para no permitir arbitrariedades de autoridades, que gente cantando el himno nacional en los eventos protocolarios del día de la bandera.

Debemos dejar de ser una sociedad tan pasiva y ser más valientes, o bien arropar a quienes lo son de convicción dejando intereses personales de lado, estimo así cobraría mayor sentido el respeto a la celebración conmemorativa cada 24 de febrero.

Pues soy un convencido de que nuestra historia de independencia, libertad, soberanía, democracia, paz y unidad, se continúa escribiendo día a día: el tiempo no se detiene.

En fin. Tal vez me tildarán de nostálgico, de idealista o hasta de romántico -y tal vez les asista la razón- pero lo que pretendo transmitir es un llamado genuino a la concientización colectiva: solo participando activamente se pueden lograr cambios sustanciales, no basta con cantar el himno nacional ni con saludar de manera correcta a la bandera.

Por la patria, recobremos convicciones, y unámonos por las causas de justicia social, por los derechos y libertades de todas las personas; por cuidar nuestro medio ambiente; por no permitir atropellos y así encontrar más paz, por el futuro, caray, vale la pena…