DEL ABOGADO AMIGO
Se acerca el corazón de la reforma laboral a Tamaulipas (1/2)
Por Luis Torre Aliyán
El 3 de noviembre arranca la segunda etapa de la reforma laboral de 2019, en 13 estados más: Veracruz, Aguascalientes, Guanajuato, Morelos, Oaxaca, Puebla, Baja California, Guerrero, Tlaxcala, Querétaro, Colima, Quintana Roo, y Baja California Sur.
Y aunque Tamaulipas dentro de dicha transición al nuevo modelo de justicia laboral entra hasta la tercera etapa que es el año entrante, quise ponerlo hoy en la mesa pues lo cierto es que no falta nada, ya que para mayo de 2022 debe estar operando a plenitud el nuevo mecanismo en todo el país.
Porque estimado lector, esto marcará un antes y un después en la justicia obrero- patronal en México y Tamaulipas no será la excepción.
Esta reforma laboral viene a cambiar el anquilosado régimen de justicia laboral de nuestro país: adiós Juntas de Conciliación y Arbitraje, desaparecerán. Su lugar lo tomarán los nuevos centros de conciliación, y si ahí no se resuelve el asunto pasará a los juzgados laborales del Poder Judicial.
La opinión que más he recogido y que incluso se expresa en la exposición de motivos de la reforma, es que la apuesta es la conciliación como vía para solucionar los conflictos y evitar así la judicialización de los mismos.
Coincido. Será una gran oportunidad para terminar los conflictos laborales sin acudir a largos y costosos juicios. Sin embargo, desde mi apreciación, más relevante aún lo es el papel que tomará la profesionalización de la justicia laboral.
Lo digo pues, el espíritu conciliador ya lo tienen las Juntas que desaparecerán, y aunque de iure hubiera ese ánimo, la realidad es que de facto lamentablemente se lograban pocos acuerdos.
Entonces, si a pesar de los esfuerzos y el empuje por el cambio de cultura de la legalidad en ese rubro, no se consigue llevar a la alza la estadística de asuntos conciliados, la llave de la puerta que conduce hacia una verdadera justicia laboral será la profesionalización, que desemboca en que ahora los asuntos litigiosos del giro se llevarán en juzgados especializados en la materia.
Estimo que el foro litigante jugará un rol protagónico en la parte de concientizar a los clientes (sea trabajador o patrón) de que es mejor solucionar el conflicto con una negociación; sin embargo, resultará indispensable que la autoridad reclute a las personas adecuadas para fungir como puentes conciliadores, es fundamental administrar bien eso: que los centros conciliatorios que estarán a cargo del Ejecutivo se llenen de perfiles que realmente garanticen el acceso a la información de las partes y así decidan éstas mejor.
Si no hay voluntad política para ello, seguirá pasando lo mismo que los últimos 100 años, y los centros de conciliación continuarán siendo una siempre llamada a misa para las partes. Y la inversión se tirará a la basura.
Por su parte, a los técnicos, insisto, alegra la oportunidad de que los conflictos en materia laboral vayan a dirimirse en sede jurisdiccional, pues aunque en el Poder Judicial también hay vicios, las Juntas se habían vuelto su hogar.
Ya casi llega a Tamaulipas… La semana entrante le sigo contando, pues el interés de Estados Unidos en la debida implementación de la reforma, la inversión que gira alrededor de la misma y el tema sindical, merecen columna completa, estimado lector.