EXPEDIENTE

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Homenaje a Carlos González Salas  

Por Azahel Jaramillo H.


¿Cómo están? Este viernes 29 de octubre en el Atrio del Centro Cultural Tamaulipas, tres creadores de la cultura hacen homenaje al tampiqueño Padre Carlos González Salas (+), escritor, historiador y Cronista vitalicio de Tampico.

Ellos son Dr. Octavio Herrera, pintor Alejandro Rosales y el Cronista de Victoria Francisco Ramos. Esto a las 18 horas.

Vale decir, como está consignado en el libro “Retratos, 57 entrevistas” que González Salas no limitó sus afanes al quehacer cultural, sino que emprendió acciones de beneficio social al organizar cooperativas de trabajadores del volante, cooperativas de producción pesquera y cajas populares de ahorro  y crédito.

Este homenaje es del Instituto de Investigaciones Históricas de nuestra Universidad Autónoma de Tamaulipas, la Presidencia municipal de Victoria y la Sociedad Tamaulipeca de Historia.

Para Carlos González Salas que nació en 1921 y murió en 2010 a los 88 años, el pulpito, la cátedra, la investigación histórica, el ensayo, y la poesía no le fueron ajenas.

En los 90 lo entreviste para El Diario. Fresca y nublada fue la mañana en que me recibió en su casa en Tampico, casona de estilo colonial en Calle Dr. Alarcón 502 Norte, casona que construyó su tío Leobardo González.

–Su vocación por el sacerdocio, ¿cómo surge?

–“Principalmente por la gran cantidad de santidad que vi en mi madre. Una mujer de comunión diaria, que nunca –que yo recuerde—faltó de ir a una misa todos los días y al rosario (…) mi madre a un grupo de familias pobres les daba la alimentación y les pagaba la renta. Y ellos la visitaban. Ese ejemplo de mi madre pesó mucho en mí. Eso me llevó a los oficios de monaguillo, y de ahí con toda seguridad, brotó la vocación de sacerdocio”.

–¿Qué le disgusta de la gente?

–“Me molesta la informalidad, la falta de palabra. Eso a mí me saca de quicio, francamente. Y cada vez es la gente más informal. Cada vez son más informales, incluso algunos de mis amigos”, dice y externa una carcajada.

–“Por ejemplo, si tú no hubieras venido aquí…

–Se acaba la amistad.

–“No, no acaba. No soy rencoroso”.

–Pero si le molesta.

–“Mucho, mucho. De momento me saca de quicio, empiezo a despotricar, incluso. Falta de virtud y de control. Me exaspera la informalidad”.

–El cine, la música lo entusiasman.

–“Yo no estoy aparte de este mundo. Vivo con el mundo. Es muy famosa la frase: “Soy humano y nada de lo humano me es ajeno”. Estoy sujeto, como todos, a las tentaciones, a la belleza, tanto belleza física como moral y del paisaje. Soy apasionado del mar. “El mar todo lo esconde, todo asea”, dice Carlos Pellicer, y es cierto. Se siente uno purificado”.

–El mar también les fascina a los políticos.

–“¡Qué bueno! No sabía ese detalle, ¿tú tratas más a los políticos?”

–A veces. ¿Los platillos predilectos de don Carlos González Salas?

“¡A caray! Ahí tocamos la cosa culinaria, soy de comer muy sencillo. Cuando existía aquí la familia completa, en Navidad se hacía cena y nunca faltaba el bacalao a la vizcaína, estupendamente cocinado por mi madre y mi hermana María Isabel. Me gusta el arroz. Para mí no debe faltar en mi comida diaria el arroz, pero también tengo mucha afición por la jaiba natural y me gusta comerla frente al mar”.

–¿Con una cerveza a un lado?

–“Claro que sí, aunque dicen que la cerveza destruye todas las vitaminas. Me lo dijo un señor naturista, pero la cerveza proporciona un placer muy agradable y mucha fortaleza. La cerveza bien manejada es muy estimulante. Yo el café no lo tomo. Me pone nervioso. En cambio la cerveza me estimula, me agiliza la mente. Desde luego, todo con medida”.

–Dice ser muy sencillo en el comer, pero los sacerdotes tienen fama de ser verdaderos gourmet.

–“Ja ja ja. Eso ya pasó a la historia. Si tú lees a Valle Arizpe te darás cuenta que se deleita viendo los manjares, los postres y una serie de exquisiteces. Eso ya no existe en la Iglesia.

–¿Qué le agrada de Ciudad Victoria?

–“El ambiente, su clima, su gente.  Hay un bar en el 10 Allende. Ahí caemos de vez en cuando a tomar una cerveza. Llega gente que lee, que se interesa por los acontecimientos. A mi ese ambiente me gusta mucho. Creo que están enterados de quién es quién. Y se comentan cosas como en otra parte no he visto. Pasa uno momentos agradables y se traban amistades… y creo que son sinceras”, concluyó entonces don Carlos González Salas. NOS VEMOS.

Azahel Jaramillo Hernández

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