Del Abogado Amigo

La política ya no es como antes

Soy un convencido de que las reglas cambiaron.

Luis Torre Aliyán


 

La constitución es clara al establecer que el gasto público debe ejercerse bajo los principios de legalidad, honradez, eficiencia, eficacia, economía y transparencia. Vámonos uno por uno.

Legalidad, que lo que se gaste debe estar prescrito en el presupuesto de egresos, cosa con lo que generalmente no hay problema, el gasto se ejerce legalmente; sin que esto implique que se gaste bien, como pasa en Victoria…

Honradez, que implica que no debe llevarse a cabo de manera abusiva ni para un destino diverso al programado; este casi nunca se respeta, se inflan precios, no hay licitaciones, se saca ventaja abusivamente, no hay competitividad.

Eficiencia, que significa que la autoridad debe disponer de los medios que estime convenientes para que el ejercicio del gasto público logre el fin para el cual se programó.

Sobre este punto les pregunto: ¿Consideran ustedes que reina la eficiencia en el servicio de recolección de basura en Victoria? Más bien prevalece la ineficiencia. Y con la eficacia, pasa igual.

Por último Economía y Transparencia. El principio “Economía” del gasto, se refiere a que el dinero público debe ejercerse recta y prudentemente; rectitud y prudencia es lo que menos hay hoy en quienes administran el dinero de los victorenses, ¿o me equivoco? Es precisamente esto lo que tiene por los suelos el nivel de los servicios públicos.

Transparencia, que no es otra cosa que permitir hacer del conocimiento público el ejercicio del gasto, y aquí también siempre se deja que desear tanto en transparencia personal como en gubernamental. ¿Cómo esperar gobiernos transparentes si quienes los encabezan no lo son? Siempre he sostenido.

Y es que ante el escrutinio social, las redes sociales, y sobre todo después del cambio democrático de 2018, las reglas cambiaron y cada vez será más notorio cuando se cumplan o se burlen esos principios constitucionales.

Ayudar a los demás sin sacar ventajas para ti mismo, es la nueva regla, tan simple pero a la vez tan compleja de asimilar para el político tradicional.