CON LA SALUD NO SE JUEGA
Por Jaime Luis Soto
La desaparición del Seguro Popular y la creación del INSABI están generando un sinfín de comentarios tanto a favor como en contra. Para unos, todo debió seguir como estaba; para otros, es positivo el cambio dado.
Hay una vieja sentencia popular que advierte que “con la salud no se juega”. Es decir, los gobiernos, sean del color que sean, no deben andar con ocurrencias, rencores, disparates o simples caprichos reformando, modificando, adecuando, desapareciendo o creando sistemas de salud como si se tratara de meros pasatiempos. Todo debe ser de acuerdo a las necesidades de los más de 125 millones de mexicanos que habitamos este país.
El Gobierno de la Cuarta Transformación jura que el INSABI es mucho mejor que el Seguro Popular y que las cosas avanzaran de mejor manera en la atención médica para aquellas personas que no cuenten con acceso a algún sistema de seguridad social.
Sin embargo, al menos aquí en Tamaulipas, ya se han reportado las primeras inconformidades, no por la desaparición en sí del Seguro Popular, sino por la forma en que se llevó a cabo pues, de acuerdo a reportes noticiosos, hay incertidumbre laboral entre quienes trabajaban en ese organismo.
En otros estados se habla de que ya se están haciendo cobros indebidos –o injustos, según como se quieran ver- a personas que acuden a atención médica mediante el INSABI. Las voces oficiales señalan que se trata de “cuotas de recuperación”. El problema es que se pregonaba que serían atenciones gratuitas.
El Seguro Popular fue creado en el 2003 durante el gobierno de VICENTE FOX quien, dato interesante, ha sido uno de los más enjundiosos críticos de la 4T. Sin embargo, se dice que la idea original fue concebida por un equipo comandado por el doctor JULIO FRENK MORA, considerado una eminencia entre la comunidad médica y que hoy dirige la Universidad de Miami.
Cuenta la leyenda que FRENK se encargó de darle forma al Seguro Popular y tuvo su gran éxito al principio. El gran problema fue que después se empezó a contaminar de cuestiones político-partidista como siempre sucede en casi todos los programas públicos que se crean en México.
De hecho, dos años después de haber concluido el sexenio foxista, en el 2008, FRENK advirtió en una conferencia organizada por el Centro Universitario de Ciencias de la Salud que el problema del Seguro Popular no eran sus reglas de operación, el problema eran los funcionarios deshonestos que utilizaban los recursos asignados para cuestiones muy ajenas.
Lo cual permite afirmar que en nuestro país sí se han creado programas políticos muy benéficos para la población pero que después son contaminados por mentes perversas y ambiciones
brutales desde que el tal SALINAS utilizó su bandera de Solidaridad para hacer mil y una travesuras.
Incluso, se decía que en los tiempos gloriosos del PRI a las dependencias de salud se enviaban a sus equipos de grillos y mapaches para que recibieran jugosos sueldos mientras se acercaban otras elecciones para que nuevamente salieran a cumplir sus encomiendas. Como los osos, invernaban, aun en tiempo de calor, con sus respectivos cheques quincenales.
Pero el PRI sucumbió por todos lados y esos grillos y mapaches huyeron en estampida o fueron puestos de patitas en la calle. Hoy, muchos de ellos siguen masticando con rencor o nostalgia los tiempos idos.
El Seguro Popular ya caducó. Eso es un hecho. Si fue bueno o malo eso ya es opinión de quienes recibieron buena o pésima atención médica a través de sus afiliaciones. Ahora le toca al INSABI demostrar que es mucho mejor. Y los funcionarios de Salud de la 4T no deben olvidar en ningún momento lo que ya se consignó líneas arriba: Con la salud no se juega.
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