CUANDO LLORA UN POLÍTICO
Por Jaime Luis Soto
Desde que a JOSÉ LOPEZ PORTILLO Y PACHECO se le ocurrió llorar en su sexto y último informe de gobierno el primero de septiembre de 1982, el pueblo de plano ya no le cree a los políticos cuando en público derraman lágrimas para pedir perdón por sus errores.
De hecho, coloquialmente se dice que cuando un político llora en realidad derrama “lágrimas de cocodrilo” en alusión a que estos animales sí humedecen sus ojos, sobretodo cuando comen, pero no por emoción alguna, simple y sencillamente porque cuando están fuera del agua necesitan tenerlos hidratados para que no se les resequen.
No han sido pocos los políticos que han querido conmover a los ciudadanos derramando lágrimas para evitar alguna posible sanción tras ser señalados de hacer travesuras con los presupuestos.
El fin de semana pasado, una alcaldesa, al rendir su informe, no pudo evitar derramar las lágrimas frente al incrédulo público que la veía. Pero se trata de un caso muy diferente al visto en otros lados pues, según los reportes noticiosos, CELIDA TERESA LÓPEZ CÁRDENAS lo hizo para lamentarse de la falta de recursos para, según ella, cumplirles a los habitantes de Hermosillo, Sonora donde gobierna.
Dejemos la suspicacia a un lado y si las lágrimas de está Presidenta Municipal son sinceras pues estamos ante un suceso increíble ya que ella aseguró sentirse impotente por la falta de recursos públicos para poder apoyar a las familias más necesitadas.
Incluso, se lamentó que recibió las riendas del municipio con una deuda de 4 mil 300 millones y el estarla pagando, junto con los intereses, no le ha permitido cumplir las metas planteadas aunado a la poca recaudación que se tiene en el impuesto predial.
Por supuesto, se respetan las lágrimas de esa alcaldesa y es válido aclarar que ella no tiene la culpa alguna de que el pueblo mexicano ya no les crea a los políticos cuando lloran. Es un asunto que ya lleva muchos sexenios arraigado en la idiosincrasia popular y el personaje más emblemático de esa costumbre lo fue LÓPEZ PORTILLO.
Pero no vayamos tan atrás en el tiempo. En su sexto y último informe de gobierno, ENRIQUE PEÑA NIETO estuvo a punto de llorar sin embargo se aguantó. Pero su entonces esposa ANGÉLICA RIVERA, la Primera Dama, no pudo contener las lágrimas de emoción, según se dijo.
¿Cómo lograr que el pueblo crea en las lágrimas de quienes están en la cúpula del poder si cuando todavía no terminaba el sexenio de EPN empezó a filtrarse que su matrimonio con La Gaviota había sido supuestamente puro show…?
Que presuntamente jamás se amaron y que su unión fue nada más para concretar el anhelado proyecto de EPN de llegar a la Silla Presidencial.
Claro, no es delito ni pecado que un político llore en público. El problema aquí es que después el tiempo se encarga de descobijar a quienes en su momento intentaron mostrar una gran emoción lo que finalmente resulta ser una excelente actuación digna de un Óscar.
De hecho, pudiera decirse que ha habido gobernantes a los que les ha quedado las ganas de desahogarse con sinceridad frente al público pero se han contenido precisamente por la mala fama que tienen los políticos que gustan de llorar.
Entonces se puede resumir que por culpa de políticos hipócritas que en el ayer derramaron “lágrimas de cocodrilo” hoy el pueblo ya no les cree a quienes intentan hacerlo públicamente, incluso, pueden ser objeto de burlas más en estos tiempos en que los famosos y tremendos memes están de moda en las poderosas redes sociales.
UN ÉXITO CEREMONIA DEL GRITO.
La Ceremonia del Grito de Independencia que se llevó a cabo en Ciudad Victoria y que encabezara el domingo por la noche el Gobernador FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA fue todo un éxito.
Miles de victorenses se congregaron en la Plaza Juárez para participar en esa importante ceremonia y recordar a nuestros Héroes que nos dieron Patria.
Y la verbena popular estuvo magnifica pues infinidad de familias disfrutaron de un buen ambiente de sana convivencia además de los platillos típicos de esa fiesta empezando con el infaltable y delicioso pozole.