Rusia / Agencias
Rusia inició este jueves la liberación de un grupo de 100 ballenas que ha mantenido cautivas en corrales en el extremo este del país, un sitio llamado “cárcel de ballenas”, en una acción que fue exigida por científicos y ambientalistas, entre ellos el actor Leonardo DiCaprio, desde hace meses.
Entre orcas y belugas, unas 100 ballenas han estado en cautiverio en estrechos corrales cerca del puerto de Nakhodka, en el Mar de Japón, para su exportación a China, y su liberación ocurre en cumplimiento de un acuerdo que el gobierno firmó en abril pasado con científicos internacionales tras una ola de protestas.
Este jueves, personal del Instituto de Investigación de Pesca y Oceanografía de toda Rusia liberaron a las primeras ocho (dos orcas y seis belugas) frente a las costas de Siberia, y poco a poco serán liberados más cetáceos en un proceso que se calcula duraría unos cuatro meses, de acuerdo con reportes de prensa.
El viceprimer ministro ruso, Alexei Gordeyev, declaró a la prensa que las ballenas estarán siendo trasladadas al lugar donde fueron capturadas. “Tomamos la decisión sensata por recomendación de los científicos de volver a clasificar a los animales en su hábitat natural donde fueron capturados, en su entorno familiar”, dijo.
Rusia permite la captura de ballenas con fines científicos, pero esta práctica es vista por grupos defensores del medio ambiente y de los animales, como solo una escala en el camino hacia parques acuáticos en China.
La llamada «cárcel de ballenas» acaparó la atención de la comunidad internacional, en particular la científica y la ambientalista, así como de defensores de los animales, cuando activistas difundieron en octubre pasado una advertencia sobre el maltrato al que estaban expuestos los cetáceos en los corrales fríos y estrechos.
Las insalubres condiciones en las que se encuentran las ballenas generaron una protesta internacional, incluso circuló en las redes sociales una petición compartida por DiCaprio, que reunió casi 1.5 millones de firmas en línea.
Celebridades, científicos de todo el mundo y Greenpeace, así como otras organizaciones, alzaron la voz hasta lograr en febrero pasado el compromiso de Rusia de liberar a las ballenas, incluso con la promesa del presidente Vladimir Putin de intervenir personalmente.
Sin embargo, la liberación inmediata de las ballenas no fue posible hasta que quedó definido el proceso para garantizar su seguro regreso a su hábitat.