COINCIDENCIAS
Bajo el agua, también hay votos
Por Omar Reyes
A veces, para ver las omisiones del poder, basta con que llueva.
Los recientes desbordamientos del sistema lagunario en el sur de Tamaulipas, particularmente en Tampico y Altamira, pusieron en evidencia lo que suele permanecer bajo el agua de la administración pública: abandono, falta de mantenimiento a diques y drenajes, simulación presupuestal, indiferencia social y una peligrosa costumbre de improvisar con cada desastre.
No es una coincidencia que más de 300 familias del sector Moscú tuvieran que salir apenas con lo puesto, tampoco que el dique El Camalote esté al borde del colapso, o que las autoridades pidan “calma” mientras la gente carga niños en brazos para cruzar calles convertidas en canales.
Ello es consecuencia de la falta de trabajo, y aunque la naturaleza siempre sorprende, el desastre no fue natural: fue político.
Tampico, Ciudad Madero, Altamira y sus alrededores llevan años gobernados por Morena, pero incluso los pasados, todos, han coincidido en lo mismo: olvidar que el agua, cuando no se respeta ni se encausa, se convierte en reclamo.
Lo más grave no es que se inunden las calles, aquí lo más grave es que nos hayamos acostumbrado a ver esas imágenes cada año sin exigir algo más que costales de arena y frases en redes.
Y que los funcionarios salgan en camionetas a “supervisar daños” con sus tennis “On Cloud”, como si eso fuera suficiente para cubrir años de omisiones estructurales.
Pero no todo es olvido, porque en épocas electorales, el agua sí importa. Donde hay lodo, hay oportunidades para tomarse la foto entregando colchonetas.
Donde hay desesperación, hay posibilidad de manipular ayuda como si fuera favores, y así, con botas para lluvia y sonrisas medidas, algunos convierten la tragedia en acto de campaña.
¿Quién responde por el mantenimiento del sistema lagunario? ¿Dónde están los proyectos de protección hidráulica prometidos en cada administración? ¿Cuánto se ha etiquetado en los presupuestos para protección civil, y cuánto se ha ejercido realmente? Esas son preguntas que deberían inundar todos los niveles de gobierno, no sólo las redes sociales.
El agua, cuando arrasa, no distingue partido, pero sí exhibe quién gobierna y cómo. En esta emergencia, vimos cómo Tamaulipas sigue siendo vulnerable, no por su geografía, sino por su gestión.
La infraestructura hídrica no genera votos inmediatos, por eso no se inaugura ni se presume. Pero su ausencia sí cobra factura, que lo oigan los hermanos.
En cada desastre hay nombres, hay decisiones, hay trayectorias, y también hay una ciudadanía que empieza a mirar con más claridad lo que el lodo no logra tapar: que la buena política también se mide en metros cúbicos, en bombas funcionando, en drenajes limpios y en planes preventivos aplicados.
Quizá no sea casualidad que la naturaleza nos recuerde con crudeza que sin planeación, sin responsabilidad y sin memoria institucional, cualquier proyecto político se ahoga en la primera tormenta. Porque bajo el agua también hay votos.
¿Usten qué opina’
QUE CURIOSO
La gente se pregunta quién o de dónde sale para financiar la campaña por todo el estado de quien busca ser la primera mujer Gobernadora de Tamaulipas.
¿Quién pompó?