EL PATINADERO

EL PATINADERO

Papel higiénico

Por Juan Antonio Montoya Báez


CLAIRE era una joven mujer, maravillosa, con muchos planes y demasiados pensamientos, entregada a su trabajo, nunca chocó con nadie, siempre regaló una sonrisa a sus compañeros, pero también a las personas que visitaban las oficinas de esta dependencia.
Entregada a su trabajo, donde obtenía un salario como oficinista en una institución que se transforma de manera negativa, donde los abusos son el pan de cada día, con modificaciones que se vinieron en cascada fueron para mal.
Ella como sus compañeras ya no iban a la oficina con la alegría de antaño, lo que antes amaban, ahora lo hacen con tristeza, recelo y hasta temor, las cosas cambiaron de una manera increíble, las acciones que ahí se cometen no son sanas y lo peor es que es contra las mujeres que deberían ser cuidadas por un gobierno que presume humanidad.
Era una mujer joven, no pasaba de los 50 años, vivía sola en ciudad Victoria, de donde llegó procedente de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde residen sus familiares.
Ella fue la recepcionista, la cara amable del Instituto, siempre recibía con una sonrisa a las mujeres que llegaban en busca de apoyo legal o en busca de una terapia sicológica.
Arribó de la mano de la administración humanista, tenía las cualidades necesarias para ganarse el corazón de sus compañeras, por su amabilidad y don de gentes.
En el transcurso de sus labores, resultó enferma, parecía una simple gripe, empezó con tos, dolor de cuerpo y otros síntomas, por lo que pensó que se trataba de una gripa.
Pero, con el paso de los días, su salud empeoro, llegó más fiebre, tos, dolor de garganta, dolor muscular, fatiga, dolor de cabeza, vómitos y diarrea.
No se atendió adecuadamente, aún enferma fue a trabajar, con el carácter que se carga la jefa no se quiso exponer a un regaño o un maltrato personal.
Ella, como todas sus compañeras, laboran amenazadas, tienen miedo a un descuento en caso de una falta o una llegada tarde. No es una simple amenaza, varias ya fueron afectadas en su salario. CLAIRE vivía sola, pero tenía dos hijos a los que se refería con mucho cariño.
Ella falleció de Covid, pero parece que, para la directora del Instituto Tamaulipeco de la Mujer, MARCIA BENAVIDES VILLAFRANCA eso no le importó, fue negligente y nunca informó de las razones de su fallecimiento.
CLAIRE murió de una cepa de COVID, una de las más fuertes que se propaga de manera fácil y silenciosa, pero MARCIA ordenó no informar a los empleados, pero se enteraron por ellos mismos.
MARCIA amedrenta al personal para que no falten ni por consultas médicas, pues les aplicará descuentos económicos y una amenaza de despido. Claro que las toman con seriedad, pues ya hubo despidos injustos y descuentos.
En el ITM tardaron más de una semana en sanitizar las instalaciones y emitir un documento para el uso de cubrebocas, pero tarde, se dieron contagios y la muerte de una compañera.
MARCIA es una directora exigente, controladora y tan miserable que hasta controla los cuadritos de papel de baño que se entregan a sus propias empleadas. A tal grado llega su afán de humillar y controlar, que tiene a una empleada designada para dar el papel higiénico a las mujeres. También medían el tiempo en el baño.
Curiosamente CLAIRE quien falleció fue la encargada de repartir el papel en la recepción
MARCIA es una juppie farsante, habla de humanismo de dientes para afuera, mientras con sus empleados es una tirana fría controladora.
La titular de SEBIEN, SILVIA CASAS tiene la palabra.
Bueno, por hoy es todo.
Adiós y aguas con los patinazos…
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