HUMO BLANCO
AQUÍ NO HAY TRUCO
Por Clemente Castro González
Informar, opinar y criticar con libertad es condición fundamental para el ejercicio del periodismo
Pero no se trata solo de tener el derecho sino que ello conlleva la responsabilidad de quienes se dedican a la profesión.
De ahí que tener un sentido humanista y la necesaria dimensión social, es la otra parte que deberá considerarse para que el periodismo incida en la transformación.
La antítesis de esto es la reacción, que también se anima desde el periodismo cuando se pondera y defiende a un sistema injusto, decadente y corrupto, en el que se acentúa la pobreza en perjuicios de las mayorías y crece, de manera desproporcionada, la riqueza en favor de las llamadas élites.
En esencia se trata no solo de informar y expresarse sin limitaciones sino de hacerlo por el cambio.
Algo que no es sano, en el tema que nos ocupa, es llegar a los extremos, al tergiversar la verdad por compromisos ideológicos, políticos y económicos.
Si así se actúa puede tratarse de propaganda a favor de grupos y partidos pero no de periodismo.
La condición elemental es no mentir y si no se puede ser del todo objetivo, la recomendación que se hace a los periodistas es que sean justos y balanceados al realizar su labor.
Por supuesto, no pueden olvidar la regla de oro: comprobar y contrastar. Y mientras más se considere a unos y a otros, la verdad periodística tendrá mayor profundidad en bien de ciudadanos, para que estén informados y orientados y actúen en consecuencia.
¡Fuera máscaras¡
El partidismo en el ejercicio periodístico se da a escala planetaria y quien diga lo contrario miente. Porque la búsqueda y el manejo de la verdad no esta exenta de intereses, de diversa índole.
Desde que hablamos del interés público, que es el ámbito en el que se mueve el periodismo, empiezan las consideraciones de carácter subjetivas porque estamos ante un concepto usado para justificar el espacio en que se desarrolla la profesión.
Es por el interés público por lo que se da información, se opina y se interpreta una determinada realidad que los lectores, audiencias, televidentes y usuarios tiene derecho de conocer.
Pero lo que se expone no es la realidad en si sino cierta interpretación de ésta. Nunca desprovista de las predisposiciones y el interés de quien hace la labor de mantener enterada a la “opinión pública”.
Se vale referir que, si se trabaja para una empresa periodística, los dueños del medio marcan la línea editorial y establecen filtros para que ésta se acate porque en eso no solo va el contenido, la forma y el estilo del medio, sino la subsistencia, la ganancia y hasta los negocios que no tienen que ver con la profesión.
Hay empresas de comunicación e información que se crearon para ampliar la posibilidad de acceder a la realización de actividades redituables, por ejemplo la construcción, la comercialización de productos diversos o la prestación de servicios.
Incluso mediante el manejo periodístico, han presionado y presionan para alcanzar impunidad o negociar la paga simbólica de impuestos.
Tampoco el periodismo se sustrae de su influencia en los asuntos del poder, ya que si se trata de empresas influyentes, sus dueños llegan a recibir cuotas mediante cargos administrativos o de puestos de representación popular.
Quiere esto decir que los integrantes de la iniciativa privada, que decidieron ser parte del “cuarto poder”, no solo ofertan sus servicios al sector público a través de convenios y publicidad sino que su expectativa pecuniaria va mucho más allá de la tradicional forma de allegarse recursos.
A propósito, en la actualidad, a nivel nacional, hay una marcada diferencia entre los periodistas.
Están las grandes empresas de comunicación e información, que cuentan con los servicios de los famosos, mismos que fueron beneficiados durante décadas por el régimen en turno pero que, en el presente sexenio, les cerraron la llave por donde salían borbotón de billetes.
Otros periodistas son los que cuentan con sus modestas empresas y andan a ras de tierra, haciendo su labor.
En ambos casos, debe reconocerse la invaluable labor del reportero.
Desde luego que las causas no son las mismas…
AL CIERRE
Se agradece al Gobernador de Tamaulipas, AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, la invitación que hizo, a través del titular de Comunicación Social, FRANCISCO CUELLAR CARDONA, para convivir en un desayuno con motivo del Día del Periodista.
Entendemos que esta en marcha una relación cercana de la administración estatal con los trabajadores de la información, sin que eso conlleve la censura o autocensura.
De modo que nadie deberá hacerse el occiso si se falta a los principios que hizo suyos la gestión de VILLARREAL ANAYA de “no mentir, no robar y no traicionar”.
El propio mandatario habló del respeto al gremio y la necesidad que tiene un gobierno democrático de que se de la crítica de buena fe; es decir, la que tiende a construir y no a destruir.
Buen detalle que el Jefe del Ejecutivo estatal pasara por cada una de las mesas que se instalaron en un salón del Casino Victorense, para saludar y desear feliz año a los asistentes.
Hubo misa en la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús, con motivo del Día del Periodista, la cual fue oficiada por el Obispo OSCAR EFRAÍN TAMEZ VILLARREAL.
Durante su mensaje llamó a los servidores públicos a desempeñar sus funciones de manera entregada para “llevar el bien común a la sociedad”.
Anuncia el Alcalde de Victoria, EDUARDO GATTÁS BÁEZ, que habrá despidos, enroques y entrega de nombramientos a colaboradores, más de uno de nuevo ingreso.
Los que no se aplicaron tendrán que salir de la gratificante nómina. Y ni modo que se duelan: el munícipe se los advirtió.