EL PATINADERO

EL PATINADERO

El clan perverso 

Por Juan Antonio Montoya Báez


Uno de los mejores discursos que le escuchamos decir al gobernador electo AMÉRICO VILLARREAL ANAYA durante su campaña fue ante los constructores cuando estableció que durante su próxima administración se acabaron los privilegios.

Sus palabras eran dirigidas a los constructores y sociedad civil de Reynosa, donde se quejaron de la administración estatal, que acaparó la obra pública para sus consentidos.

Recordamos, como el ex gobernador EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES inició su administración acaparando la obra pública, incluso los alcaldes no podían cumplir con sus padrinos de campaña.

Todo candidato cuando anda en la cruzada por el voto recibe apoyos de diversos grupos, por lo que tiene que pagar los favores con obra pública.

Los alcaldes ganadores tienen que cubrir el costo de sus campañas con los famosos diezmos, pero benefician al mismo tiempo a sus constructores y grupos que patrocinaron su llegada al poder.

Con todos los alcaldes es lo mismo, sin importar el partido que los haya postulado, es la misma historia no cambia.

Uno de los alcaldes ganadores, el priísta ARSENIO RODRÍGUEZ CASTILLO, por segunda vez alcanzaba el poder municipal, pero fue incapacitado para pagar los favores, pues EUGENIO no se lo permitía.

Todas las obras, hasta las más pequeñas eran controladas por el Secretario de Obras Públicas del Estado, que asignaba los contratos.

ARSENIO, junto con otros alcaldes, expusieron a EUGENIO la situación, pero fue regañado en primera instancia, a los gobernadores no les gusta que se les diga que tienen que hacer y menos cuando empiezan a saborear las mieles del poder.

“Me fue como en feria, me puso una regañada fea, pero creo que al final entendió”.

Efectivamente EUGENIO modificó su proceder, y comprendió a tiempo los secretos del ejercicio del poder, y solamente se controlaban las grandes obras y permitió que las pequeñas se entregaran de manera equitativa a todos los constructores en la entidad.

No se les castigaba en costos, pagaban su diezmo, y ganaban el porcentaje justo, por lo que apoyaban gustosos las jornadas políticas de EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES, quien se convirtió en un mandatario con enorme aceptación y aprobación de los constructores.

AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, en esa ocasión sentenció:

“Me queda claro que se acabó la información privilegiada para beneficio de quienes la pueden consensar y que en este gobierno lo vimos. Resulta que no sabíamos ni por dónde iba a pasar la carretera o la calle, pero ya iban adelante unos meses o un año antes (algunos empresarios) comprando los terrenos por debajo del agua o comprando ranchos para donde se van a rentar los terrenos para poner los papalotes”, dijo.

Sin embargo, los privilegios no solo deben terminar para los constructores, ese discurso aplica para todos los grupos políticos y económicos en la entidad.

Por ejemplo: en ciudad Victoria, los propios funcionarios compraban los mejores terrenos, un ejemplo fueron la adquisición de los terrenos donde se construyó Liverpool o los hospitales en las salidas a Matamoros o Monterrey. Son políticos o ex funcionarios los propietarios.

Con la llegada de AMÉRICO se acaban los privilegios, pero no sólo en obra pública, también para aquellas familias que se reparten el poder, pasándose alcaldías, diputaciones, regidurías y senadurías.

Un claro ejemplo es Reynosa, donde una familia saquea la administración municipal desde hace más de cinco años como si fuera su empresa. No se trata de un clan de inocentes.

Debe aplicarse la ley por igual sin distingos, basta de privilegios.

Bueno, por hoy es todo.

Adiós y aguas con los patinazos…

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