Los talibanes cumplen este martes medio año desde su regreso al poder en Afganistán, sumidos en una grave crisis económica y tratando de convencer al mundo que se puede confiar en ellos, mientras la población experimenta a diario la pérdida de derechos, como en el trabajo o la educación femenina.
El reconocimiento internacional es clave para que los fundamentalistas puedan recuperar los fondos para la reconstrucción del país que fueron suspendidos tras su llegada al poder, y que en caso de que llegasen supondrían un alivio para evitar una catástrofe humanitaria y económica en Afganistán.
ero durante estos seis meses, los islamistas “no han podido ser reconocidos por la comunidad internacional y tampoco han sido aceptados como gobierno legítimo por la sociedad afgana”, ya que no tuvieron en cuenta “la diversidad étnica” a la hora de formar gobierno y el estado de seguridad “tampoco está a la altura”, explicó a Efe el analista político afgano, Ahmad Saeedi.
Si bien los fundamentalistas todavía no han logrado su objetivo, el analista político Fazal Hadi Wazin cree que al menos están avanzando a nivel interno.
Hasta ahora, durante los últimos seis meses, al Gobierno del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) le ha ido bien en términos de gobernanza. Cuando terminó la guerra, la situación de seguridad mejoró y el Emirato Islámico eliminó las islas de poder en el país y construyeron un gobierno fuerte y centralizado”, señaló Wazin a Efe.
Sin embargo, a nivel externo, los islamistas “carecen de un gobierno inclusivo que se constituya a partir de personajes con buena reputación de toda la diversidad étnica y necesita una diplomacia más activa para satisfacer la demanda de los diferentes grupos étnicos y la comunidad internacional”, apuntó el analista.