LA MASACRE EN EL PASO
• Rivas y Nuevo Laredo
• La carísima partidocracia
Por Jaime Luis Soto
Las cosas cambian de un día para otro. Antes, para millones de mexicanos cruzar la frontera e internarse en los Estados Unidos de Norteamérica –legal o ilegalmente- era el gran sueño, era lo que todo mundo pedía a la hora de soplarle a las velitas del pastel de cumpleaños, en las cartitas a Santa Clós, a los Reyes Magos, al Hada Madrina o cuando pasaba un cometa.
Estar en Gringolandia era –es, todavía para muchos- la fantasía de quienes querían huir de la miseria o bien, de quienes añoraban disfrutar de los lujos. Unos, para trabajar recolectando tomate bajo los inclementes rayos del sol; otros, para ver de cerca al Mickey Mouse en el fantástico Disneylandia.
La masacre en un centro comercial de El Paso, Texas –donde más del 80 por ciento de su población es de ascendencia hispana- fue la gota que derramó el vaso. Ya en anteriores ocasiones se había tenido noticias de agresiones o asesinatos de mexicanos –y de otros países del centro y del sur de América- así como actos estúpidos de racismo, de odio, de menosprecio, en el país vecino.
Todos somos iguales. Pero un jovencito estadounidense, con ideas xenofóbicas, no pensó igual y con un rifle de asalto abrió fuego en dicha tienda de autoservicio asesinando e hiriendo a inocentes en una espantosa pesadilla que ha llenado de luto y dolor a muchos hogares.
Antes, los gringos ponían el grito en el cielo, se jalaban los pelos y con los ojos rojos de rabia –o quizás por culpa de alguna sustancia- exigían a sus autoridades emitir un día, y al día siguiente también, mensajes de alerta para que nadie viajara a territorio mexicano bajo el argumento de la inseguridad pública que si la hay, eso es innegable.
Pero la Masacre en El Paso le calló la boca a muchos gringos quienes han presumido que viven en el país más seguro del mundo.
Hoy, organismos gubernamentales y civiles de nuestro país están exhortando a no viajar a la nación que gobierna DONALD TRUMP. De hecho, después de la masacre se reportó un derrumbe de afluencia en los puentes internacionales.
Por eso dijimos al principio de esta columna que las cosas cambian de un día para otro. Lo que ahorita puede ser un sueño, mañana se puede convertir en una pesadilla.
RIVAS Y NUEVO LAREDO.
Uno de los alcaldes tamaulipecos que está teniendo excelente aceptación entre la ciudadanía, gracias al intenso trabajo que ha realizado, es el de Nuevo Laredo, ENRIQUE RIVAS CUELLAR.
RIVAS está convencido de que si bien es importantísimo elevar la calidad de vida de Nuevo Laredo, también es prioridad difundir positivamente la imagen de dicha ciudad fronteriza para que por todos lados se sepa que es una tierra de progreso.
Con Programas como Acción Inmediata, que se trata de recorrer las calles, tocar puertas, escuchar de viva voz a los vecinos y atender sus demandas, así como Miércoles Ciudadano, RIVAS ha logrado tener un acercamiento con las familias de Nuevo Laredo.
Así, todos los miércoles, las puertas de sus oficinas, en la Presidencia Municipal, son abiertas de par en par y, junto con todos sus colaboradores, atienden las peticiones de las y los ciudadanos.
En días pasados, RIVAS fue ratificado por segunda ocasión como Presidente de la Red Tamaulipeca de Municipios por la Salud y al respecto aseguró que una de las prioridades de su gobierno ha sido precisamente la salud de los habitantes neolaredenses.
No por nada, RIVAS ganó su reelección como alcalde y aseguró que habrá de seguir trabajando hasta el último minuto de su administración municipal.
Enhorabuena…
AMLO Y LOS PARTIDOS POLITICOS.
Mientras que a nivel nacional, el Presidente ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR pidió a los dirigentes de los partidos políticos renuncien al 50 por ciento de las jugosas partidas presupuestales que habrán de recibir.
Como Usted bien sabe, en nuestro México Lindo y Querido la partidocracia es carísima pues el financiar a los zánganos con registro, perdón, a los partidos con registro representa más de 5 mil 200 millones de pesos.
Un mundo de lana…
Sin embargo, se ve harto difícil que los dirigentes nacionales de esos partidos renuncien a tales fortunas pues, cuenta la leyenda, gracias a esa lana se dan vida de reyes y pueden vivir por el resto de sus días –y de sus hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, etc.- sin tener que trabajar.
En el show de la democracia la danza del dinero es el espectáculo mayor. Nomás imagínese Usted que un dirigente nacional y sus secuaces tengan que vivir exclusivamente con el sueldo que les sea asignado.
¡Nadie querrá ser líder partidista!
Es positiva la petición de AMLO. No es justo que la partidocracia cueste miles de millones de pesos mientras muchas familias se mueren literalmente de sed y hambre.
Pero una cosa son los sueños guajiros y otra la cruda realidad.
¿O no…?