TIENEN RAZÓN LOS GOBERNADORES
Por Luis Torre Aliyán
Aunque para algunos resulta exagerado el “grito al aire” de los gobernadores en relación con los llamados “súper delegados”, a mi no me parece.
Si están de acuerdo, les doy mi punto de vista bajo un enfoque político, y concluyo bajo un enfoque estrictamente jurídico, que es al final el que debe siempre, pero siempre, prevalecer.
A ver, entiendo que todo nace en función de la “austeridad” como uno de los ejes del gobierno federal entrante, es decir, partiendo de la lógica del no despilfarro, y apostándole en cambio (así pareciere) a la eficientización de los recursos públicos, se decide “concentrar” actividades burocráticas federales en una gran “súper delegación”.
Así, políticamente, como dije, de entrada no se escucha mal, incluso: bienvenida tal austeridad que viene derivada de la alternancia. El problema está, como no pocos lo han comentado, con muchos de los perfiles políticos que llegan a tan importante responsabilidad.
Y es que, estimo, el lío no pasa por si resultan ser “buenos” o “malos”; con pasado “tal” o “cual”; ni por las presuntas rivalidades y antagonismos que existen y que se acentúan más en pláticas de café, sino que, insisto, el tema es el perfil de las personas que estarán al frente, pues pareciere que a juicio de los gobernadores, dichos personajes políticos aspiran a competir en el corto o mediano plazo por las gubernaturas de sus estados, lo que en vez de abonar a dar certeza institucional a la coordinación entre los niveles de gobierno federal y estatales, podría propiciar inestabilidad por falta de coordinación y tal vez ausencia de resultados, precisamente por la “pugna” que de facto iniciaría por el poder.
Pero si sumáramos a ese factor (que me parece es discutible) el hecho de que teóricamente la intención del recién instalado gobierno de la república era que los delegados tuvieran casi el mando de los Consejos Estatales de Coordinación en materia de Seguridad Pública,
entonces sí, ahí sí recalco enfáticamente vaya que les asistía la razón y por mucho, a los gobernadores.
Porque de haberse materializado así su papel en dichos consejos, se hubiera tratado de una flagrante invasión política, llamémosle: “deslegitimada”, pues el poder se gana en las urnas, no con designaciones y ampliaciones de facultades de tal naturaleza, diseñadas al vapor y carentes de sentido legal.
Al final, estimo “afortunadamente”, cedió el Presidente López Obrador en esto, restándoles protagonismo a los “súper delegados” en materia de seguridad, y creo que es una buena noticia, democráticamente hablando.
Para cerrar, desde el punto de vista jurídico, que como señalé es el más importante, seré breve pero no por ello menos claro:
El pacto federal consiste en la organización política del Estado mexicano, y en este sistema constitucional se establece la unión de federación, estados y municipios precisamente a través de ese “Pacto”, pero la propia carta magna dispone también expresamente y de manera categórica, que los estados de la federación son: soberanos y libres.
De ahí que a mi juicio no resulte exagerado el “grito al aire” de los gobernadores, sino, justo, y oportuno.
Conclusión señores: Bienvenida la austeridad, y si así lo logra el gobierno federal, bienvenida la eficientización de recursos, pero nunca a costillas de vulnerar la libertad y la soberanía de los estados de la república.
Ojalá siga habiendo madurez y altura en las negociaciones entre el Presidente y Gobernadores; si así fuere, creo que el equilibrio se encontrará en el “sí” rotundo a los llamados súper delegados, pero sin invadir, ni por “encimita” competencias constitucionales.
En otras palabras, el equilibrio está en la ley. Me parece que tienen razón los gobernadores.